La mariposa alzó el vuelo hacia la caverna de los inmortales; allí le esperaba el gran consejo reunido con los dioses para decidir el destino del mundo.
- ¡ Destrucción!- sentenciaron los padres de la creación. La mariposa batió las alas con violencia en señal de descontento, desplegando un manto invisible de protección en todo el planeta.
Los dioses encolerizados ordenaron apresar a la mariposa y encerrarla en una jaula de oro por mas de mil años. Su sorpresa se tornó mayúscula cuando un ejército de mariposas gigantes se presentó ante ellos dispuestas a liderar una batalla de impredecibles consecuencias por el bien de su planeta y de su reina, ahora prisionera de los dioses.
Ambos bandos viéndose superados por las circunstancias decidieron solicitar ayuda al gran consejo de sabios, que tras largas horas de deliberación anuncio su veredicto:
- Este consejo ha decidido que tanto mariposas como dioses deben dejar a un lado sus rencillas y sellar una paz duradera, pero antes la reina mariposa debe ser liberada como gesto de buena voluntad. Con respecto al planeta, el consejo lo considera merecedor de una nueva oportunidad en la que ambos bandos deberéis colaborar para hacer de él un lugar pacífico y armonioso.
Todos acataron la decisión trabajando en la reconstrucción de un planeta mas próspero y dejando atrás las guerras pasadas que casi exterminan su mundo.
