En el verano del miedo,
exhausta y aturdida,
perdí la esperanza
y la llave de la vida.
Mis enemigos
me atacaron sin piedad,
derribaron las barreras
que protegían mi ciudad.
Indefensa, rota
por las embestidas,
quise cerrar los muros
que me protegían,
pero éstos reventaron
por la presión
y todo mi cuerpo
estalló en mil pedazos
esparcidos por el aire
como cenizas.
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